Friday, July 19, 2013

Dolor

               Desde muy muy jóvenes,  con C soñábamos con una familia, con un montón de hijos. Nunca hubo ni siquiera la necesidad de la charla con la decisión. Venía intríseca a nosotros mismos, supongo que fruto de la educación recibida, de lo mamado en el hogar de cada uno.

               Lo que nunca imaginé fue lo lapidario del diagnóstico del médico al que fui para ver "si estaba todo bien" antes de casarnos. No, no estaba todo bien, de hecho estaba todo mal. "y...es muy difícil que logres un embarazo". Imaginate, planeando tu boda, con el hombre más maravilloso que existe para mí, imaginando un casa con chicos a los que jamás los haría pasar por las ridiculeces que mis padres me habían hecho pasar a mí. A la salida del consultorio, absolutamente devastada, fui a clases en la facultad. Mi novio me fue a buscar: No, no nos vamos a casar. Ahora mismo suspendemos todo. Esas fueron mis palabras, que salieron a borbotones, sin control. Dios, lloro mientras escribo.

             Mi marido, que calculo que no recordará esta escena, mucho más tranquilo, mejor plantado frente a la vida en general, me dijo, palabras más, palabras menos, Sole, yo te quiero a vos. Nos casemos igual. Después vemos. Hay otras posibilidades.

              y así fue. Nos casamos, pasamos un año fantástico, mientras yo terminaba mi carrera   universitaria - "para que mis hijos puedan al menos decir mi mamá es contadora"- , solía decir, casi olvidada de aquel horrible diagnóstico.

                    También llegó el momento en que nos preguntamos, y? por qué no quedo embarazada?  y a continuación llegó la peregrinación por médicos de todos los colores, ni una certeza. 

                     No hace falta relatar  la ansiedad, las expectativas, la desazón, las esperanzas y la vida que te pasa por el costado. Recuerdo algunos tests positivos, que terminaban en una pérdida... y el dolor lacerante de cada menstruación, dolor físico, pero sobre todo dolor del alma, quien ha pasado por esto lo puede imaginar, le recordará su propio dolor. 

                   El dolor más grande es el de no sentirte útil, es aquel dolor de la impotencia, y sentís que todo es una gran injusticia, sobre todo cuando ves chicos en la calle, chicos maltratados, chicos abandonados y te preguntás POR QUÉ ?? Por qué yo no puedo? Qué hice mal ? Qué hice para merecer este castigo? Y te sentís una mierda porque te duele, te duele como mil aceros afilados traspasándote. Ver una mina con panza caminando, u otra empujando un cochecito con un precioso bebé adentro, es otro puñal clavado en el alma.  Y te sentís una infeliz, una nada. 

                 Y empezás a odiar a la gente, a los otros que pudieron y pueden y vos no ! Es horrible. Pero por otro lado, maravillosamente te rearmás, y seguís adelante y seguís buscando, porque en el fondo nunca perdiste la esperanza porque lo que tenés adentro es la necesidad de ser mamá, y puede parecer una obsesión y no, no lo es. No es una obsesión, es el instinto. Es amor. 

                Ya saben que mi historia tiene un final feliz, tres finales felices y eso me gustaría poder regalarle a una amiga mañana. Y sabés qué? NO PUEDO, no le puedo regalar mi final feliz y tampoco le puedo regalar la esperanza de un final feliz. 

                      Estoy destrozada. 




Monday, July 08, 2013

Tres años más tarde...

Acá estoy, volviendo, después de algunos años. Con muchas más historias, muchos más descontroles, muchas experiencias, algunos cambios.
Las tres crecieron, con personalidades tan diferenciadas que a veces me parece mentira que las tres se críen bajo el mismo techo.
Cande terminando su escuela primaria, Justina recién comenzando, en primer grado y Eloísa en una despreocupada sala de 4 años, - aunque me imagino una despreocupada primaria en su momento.-
La gran pregunta que me hago es: Crecí como mamá? No lo sé.
Pero algo que me llena de gozo y satisfacción es que Cande, mi primogénita, con la que nos trenzamos en duras batallas, donde ninguna está dispuesta a ceder, donde finalmente se acata lo que yo digo por la simple situación de que la mamá soy yo, se acata de mala, malísima gana, y son muchas las veces en que el acatamiento es tan sólo un supuesto. Ninguna novedad, se perfilaba desde siempre así...pero bueno, decía que lo me llena de satisfacción una vez más es que, a pesar de las peleas ("Sos un monstruo mamá, el más feo y el más malo que jamás haya visto"), sí, a pesar de las peleas, mi primogénita recurre a mí para sus miedos, para sus dudas, para sus angustias, para sus alegrías también, para su vida.
Recurre con la misma inocencia, con los mismos ojitos inquisidores y ávidos de respuestas que lo hacen las más chiquitas, casi con certeza de que una solución saldrá de mí. Aunque la solución sea un "No sé gordita, lo averiguamos, dale?"
Entonces surge el reconocimiento de las dos más chiquitas "Mamá es la más buena de todas". "Sí !" dice la mayor entre risas, "es la más buena y también la más mala."
Es entonces en esos momentos, en los que me doy cuenta en que sí, he crecido junto con ellas como mamá. Y me place saber que soy una mamá con la que mis hijas pueden contar, siempre, con mis errores a cuestas, pero con un inmenso amor y la tranquilidad de saber que todo lo que hago, lo hago por y para ellas.

Natación



La más chiquita cuenta con 4 años ya. Cuatro años de chispeante alegría, dueña de una simpatía que conquista, dueña de un carácter caprichoso. Pero indudablemente divertida, que me aleja de los recuerdos escalofriantes de un embarazo horrible, con miedo, con dudas de que si todo iba a salir bien, pero eso es tema de otro post (ya lo escribiré).
                La cosa es que la chiquita es la que menos espacios propios tiene, por tener dos hermanas mayores, por haber venido 6 años después de habernos convertido en “Familia”. Pero la cosa es que a pesar de esto, se hace su lugar a codazos – a veces literales -, y trata de conquistar sus espacios.
                La última conquista fue Natación. A pesar de haber logrado flotar, desplazarse, apropiarse de la pileta en el verano, a pura fuerza de voluntad, a puro esfuerzo, a pura dedicación, la pequeña decidió que necesitaba  esa habilidad para ser libre en el verano, y hace ya dos temporadas que pulula libremente por cualquier espacio de agua, tanto que en las vacaciones, y debido a su destreza en el agua y a su tamaño mini, es bien menudita, se ganó el apelativo “peixinho”.
                Bueno, pero no para ahí la cosa, mientras afuera cae escarcha, la pequeña reclama a grito vivo: “Quiero ir a Natación!”. “Hace frío” – “No, en la pileta de casa no, en OTRA pileta caliente”, y así hasta el cansancio.
                Sí, si…la chica me ganó por cansancio y allá vamos a ir el jueves, a su primera clase de natación.

Friday, February 05, 2010

La más chiquita.

Y se va acercando el momento del comienzo de clases. Febrero es tan corto!


Fuimos al pediatra, control de todas las niñas. Resultó en que están todas muy bien, alguno que otro detalle, a mantener vigilado, pero así estamos.

Cuando llegó el turno de la más chiquita, como para sumar un poco más de dudas a todas las que ya tengo…”Sra, es chiquita, usted, cuando tenía un año…iba al jardín? No!, entonces deje de jorobar y no mande la nena a que se enferme..ya va a venir en marzo llena de mocos ...Mándela en Septiembre”.

Y así, en un mes estaremos camino al colegio, con más dudas que certezas…

Friday, January 22, 2010

Definitivamente, este debería ser un espacio privado...pero bueno, no, no es privado y no sé por qué aún.
ahora estoy en un estado de nervios constantes por un par de cuestiones, en las que se mezclan diversas cosas.
Una de estas cuestiones es que a partir de este año van a comenzar sus respectivas salitas en el colegio, las dos más chiquitas de la familia... Cómo les irá?
Lo más dificil va a ser que esta vez me toca estar lejos. Pero bueno, ahí vamos.
Otra de las cuestiones es cómo decirle a Cande los cambios previstos para este año escolar...cómo vendrá?
Y un par de cuestiones más terrenales relacionadas con el transporte, los tiempos y otras yerbas...
y...así estamos...

Monday, November 16, 2009


No...no somos (ni fuimos) la " familia tipo" definida como tal a los fines económicos (padre, madre, dos hijos, preferentemente niño y niña). No es así mi familia:


Somos una familia numerosa (papá, mamá, y tres niñas!!!). Provengo de una conformada de la misma manera.
Hoy en día, pareciera que la familia numerosa, incluso la familia tipo está en francas vías de extinción.
Sería inútil negar la existencia de "distintos tipos de familia" (familia ensamblada, familia monoparental, uniones de hecho, familias "bi-nucleares", etc...), me permito acá el uso de la palabra "familia", aún cuando tengo la imagen que la familia con la que crecí, para mí, la familia es el núcleo con vínculos de consanguineidad. Cuando hablo de mi familia, me refiero a mi casa paterna, y ahora a mi hogar conyugal, con mis hijas.
A medida que mis hijas crecen voy entendiendo los aciertos y desaciertos de mis padres, entiendo algunas de sus actitudes, entiendo sus sacrificios, entiendo sus enojos, entiendo el por qué de ciertos dichos, grabados a fuego en mi memoria...sin haberlos entendido cabalmente hasta hace bastante poco.
En medio de la angustia provocada por la incerteza de no saber si estamos dirigiendo nuestra travesía en la dirección correcta, si nuestras decisiones serán acertadas, si mis hijas me juzgarán con un manto de piedad entendiendo que intentamos darles un mundo mejor..., he llegado, de paso en este camino que recién está comenzando, a un refugio alentador y energizante. También me sirve de retro-alimentación para seguir en este camino.
Este refugio vino dado en forma escrita en un punto de un informe de "evaluación psico diagnóstica" de mi hija mayor, y dice, palabras más, palabras menos que mi hija siente que en su familia "hay coincidencia de sentimientos y afectos. Los percibe unidos por lazos afectivos intensos"Por otro lado, "manifiesta su deseo de no ser controlada y tiene ciertas actitudes oposicionistas. [...]
Si bien ella se muestra como una niña muy independiente, realmente muestra la necesidad de atención y mirada de sus padres. Siente que ella necesita más de esa mirada que su hermana, a quien percibe como más independiente para su edad cronológica. Se identifica afectivamente con su mamá. Siente celos hacia su mamá por la relación con las hermanas. Finalmente el papá es la autoridad última de la familia."
Sí, me hace feliz. Qué alegría saber que mi hija se siente contenida en su familia, que percibe amor en la relación, qué alegría también saber que va desarrollando su criterio ("Percibe a ambos padres conteniendo al bebé de la casa. También siente que la presencia de su pequeña hermana en la casa genera caos familiar y desorganización.") Esto que ella transmite es bastante parecido a la realidad...
También me da tranquilidad saber que no se quiere dejar doblegar tan fácilmente...Pero está bueno que sienta un control. Y realmente, qué bueno que a pesar que sentirse y querer ser independiente, necesite y tenga conciencia de que no está sola. Nunca lo estará, mientras logre transmitirle la seguridad de que mamá y papá estarán siempre con ella.
Aún antes de tener tan positivas noticias, hemos decidido, tomar un curso de padres, para mejorar para ellas.